26.10.10

Poema de Héctor Miguel Ángeli


Un campo de solitarios

Hay cosas que se pueden ver
y otras que no
desde un campo lleno de solitarios.
Se puede ver
el peso trillado de la piedra
sobre la cornisa
pero nunca
porque ya sería demasiado
el peso del invierno
sobre los alambres de púa.


© Héctor Miguel Ángeli

Poema de Fanny Jaretón


MENSTRUA

Todas las mujeres sufrimos cada mes de la misma vergüenza.

Pero de la parición algunas son salvadas.
Una que se limpia y se venda a pesar del dolor
con que la sangre del amor nos ha vertido.
Estéril de argumentos,
no sé para qué ni por qué viniste seco de vos a visitarme.
No hay nada por qué preocuparse.
Algunas mujeres, vez a vez, sufrimos de la misma vergüenza.

© Fanny G Jaretón

Poema de Molly Bic



Dentro de un seco lugar
intenta crecer la hierba

una luna de vientos

remueve
el caos de sus días

la avidez del vuelo

es en sí misma
una protesta.

© Molly Bic

Poema de Patricia Díaz Bialet


FETICHE

...........al hombre manta de silencio

sólo si así alguien me penetra
yo florezco en cada espacio de polvo que me sobrevuela
sólo si así me dicen me contraen me retuercen con mano de estigma

si así me aplastan me lamen me aprisionan
aunque haya este vidrio esta pena
estos huecos exagerados en mi memoria

© PATRICIA DÍAZ BIALET

Poema de Osvaldo Norberto Lázaro


A LA ALTURA DE TUS OJOS OBSERVO MUNDO

Me duerme tu vida en la fuente de los cisnes
aislándome en el sur donde me llega tu agua
y solo puedo pintar el color de tu alma
con el soplo marítimo que recorre mi isla.

Voy partiendo mientras enjuago la noche
por los peines que roban viento en tus raíces,
las llamas de la paz condensan mi territorio
cuando elevo mi fanfarria en la negruzca odisea.

Te siento en la ráfaga que enseña los motivos
en la boca del trapecio que desparrama tanta herida
y voy como un muñeco que descubre su corazón
al deseo de la vida que se abre en tu contienda.

Siento mis ojos en tu barca,
donde reposa nuestra estrella,
el mar siempre creciendo en nuestras manos
motiva aún mas la continuación del paisaje

© Osvaldo Norberto Lázaro

Poema de Susana Lobo Mayorga


..Tan sólo para escapar de mis ojos
...para que no vea su desnudez
la indecencia de su nada
el viento
soplando los minúsculos corpúsculos cenicientos de su vientre

se va,
sin darse vuelta
porque no resiste
ver mis pies
de nuevo
........descalzos en la playa.


© Susana Lobo Mayorga

Prosa de Ana Guillot


Un pasado de uvas maduras. Los caballos dormidos y ella trenzando la posibilidad. No hay barco que se acerque. No hay más sonido que el mar desvistiendo la costa.
Por afuera, la oscuridad se huele. Ella está desvelada y mira. El fueguito central en esa habitación. En invierno será siempre necesario. Prender una fogata o exiliarse. Ella mira las llamas, el naranja furioso de esas llamas, la madera que se achica, se achicará.
Ella trenza. Ambigüedades, alivios, promontorios. Ella trenza un camino marítimo y una barca. En ella va su hombre. Lo ve entre las lenguas de ese fuego central, lo está viendo.
Ulises va en la barca. Algunos hombres con él. Ismaro es una tierra que promete. Rendirá para todos el ganado. Por eso se abalanzan, por eso respiran con vehemencia y ensanchan los brazos. Muerte darán. Ella desteje. No es una escena que le guste.
Se levanta nerviosa y azuza la fogata, la acrecienta.
Mira y vuelve a mirar. En una llama tensa, constante, Circe lo besa, lo besará. Piensa qué ocurrió, que puede haber ocurrido antes. Piensa en la desmemoria (¿de él?), cómo será (cómo es) que Ulises y la diosa se amen. Cómo será (cómo es) que él la toque.
Son celos los que siente. Pero teje, sabe que eso es lo que Palas espera de ella. Que se anime a que él. Vierta uvas y licores en el ámbito de otra, en otra alcoba.
Teje con ahínco y mira. El fuego y esas llamas que la turban. Prenderse o exiliarse, piensa. Sólo el mar. Sólo el mar y la costa. Los caballos duermen esa noche.

© Ana Guillot

Poema de Susana Szwarc


ENCUADRE

-No queda ni una gota en el mundo-le digo
y él se desnuda completamente,
abre las ventanas y no es que quiera exhibirse,
es que la ropa le pesa
más que el cuerpo. O el infinito se le parte.

Lo veo haciendo un gesto,
llamar a otro, hablarle al cónsul (y
el cónsul, bajo el volcán, contento).
Ven pájaros dobles, fabulosos. Equivocan
sus nombres pero no matarían a los pájaros.
Ven el pubis de la mujer del cuadro,
los tienta, por eso se visten.
(¿Cómo recordaron la propia desnudez?)
(¿Cómo supieron bajar las escaleras, llegar
al lugar justo?).

La mujer del cabaret –tan distinta
a la del cuadro –se abraza a la barra
como a la resina de un árbol.

Los animales fabulosos engullen palabras
de carne. Y más bocados a la tormenta.

© Susana Szwarc

Prosa de Pilar Romano



HASTIO

..... No pensar en nada más que no pensar en nada más... los músculos atados a un mecanismo oxidado...la vida un acertijo indescifrable... el recuerdo más antiguo echo escombros...humo, todo es humo; si abro los ojos me arderán y lloraré...¿habrá lágrimas aún?...y mi sombra, implorándome que me ponga de pie y la resucite.


© Pilar Romano

Poema de David Rosario Sorbille


NACER DE NUEVO

................................A José Palomino Cortez

Escribo este poema,
mientras me abro paso
por la tierra americana,
donde extasiado siento
el aroma de sus lugares,
bajo el inmenso cielo
de sus pueblos andinos,
en la fiel geografía
donde el valle templado
asciende en mi alma,
y el resplandor del sol
golpea sobre los muros
de una ciudad blanca,
y los ancestrales caminos
se nutren de la belleza
que asombra la imaginación,
y la brisa de la eternidad
me hace nacer de nuevo,
en el mismo corazón
de la Pachamama.

© David Rosario Sorbille

Poema de Susana Rozas



Poema VI

No muestres
el contagioso
aliento del otoño...
-----------------------------------
La inmovilidad

llenó las manos espantadas.

© Susana Rozas

Poema de Norma Segades


Tiempo de soledades.

Y yo ¡te amaba tanto!,
¡era tan dulce amar como te amaba...!
Desceñía el amor,
como el otoño desceñía follajes en el alba,
cuando la luz,
.......... deshecha y sediciosa,
violentaba persianas
y esbozaba,
........... al oeste de mi cuerpo
tu perfil, y su sueño, y tus palabras.
Era hermoso dormir sobre tu pecho
con la fuerza de tu hombro como almohada
y aspirar ese aroma a pieles cómplices
en la húmeda tibieza de las sábanas.
Era hermoso sentir que me escurría
como la arena ardida de la playa
cuando la flor urgente de tu sangre
me arrojaba a su abismo de ceniza
y una ternura cruel,
......... desconocida,
me quitaba mi ser,
.......... me transformaba,
me elevaba a la altura del sollozo
y me dejaba allí,
........... desamparada,
aferrada a tu cuerpo con los dientes,
con las uñas y el fuego,
........... con el alma.
Y era hermoso salir ... a puro cielo,
bebiéndome tu aliento a bocanadas
y reír porque sí,
porque la vida ... era tan nuestra
y aún estaba intacta.
Pero después llegaron los jinetes
cabalgando las lunas del presagio
y mis miedos, .. tus secos horizontes
tus mentiras, .. mis sombras, .. las distancias.
Y alzaste la frontera del silencio
y el ramaje del vino en tu garganta
y yo fundé el olvido,
esta existencia hipócrita y opaca
donde cada ritual es una huella
aullando en el rencor de mis entrañas
y es demasiado tarde para todo
porque sabemos
........ que no habrá un mañana.

© Norma Segades

Poema de Refugio Pereida


Defensa

Hasta con los dientes voy a defender las horas,
las tijeras que dan formas extrañas a los amantes,
cualquier arma filosa que nos abra del corazón al corazón.
Porque soy un ser de tierras florecientes,
habito en los ríos que cantan para las rocas
y las adormecen hasta la perpetuidad,
las he visto y no son ajenas,
sólo negras y frías y calladas, con sus labios ocultos;
una mina abierta de indiferencia.
Un caldero de los peores ingredientes desprecié
porque venía de una mano próspera de ortigas.
De pequeña jugaba con la tierra entre mis manos,
tiempo después descubrí
que se puede hacer moretones a la pared,
golpear con toda la fuerza las sombras de las nubes,
y volverlas más negras que sus amenazas de anegarnos.
No dejo de buscar la bendición postrera de las vides.
Haré lo necesario para que bebamos algo delicioso,
aunque nada más embriagante
que los pasos que das para venir a estas aguas,
tan mías, como raíces de plantas inevitables y enamoradas.

© Refugio Pereida

25.10.10

Poema de Nerina Thomas


25 de octubre "Cumpleaños de un amigo" "GUS"

Habita en él, una historia única,
la propia.
Trasmutó la misma
con grandes vuelos
de su palabra escrita.

En cada verso,

desnuda el alma
pues el olvido, no existe
y honra con él
momentos vividos.

Y plasma cada detalle

de infancia en su Corrientes
naranjos
abuelos
juegos
parques
viajes.

Celebra la vida

con la profesión elegida.
Ama,
es libre
y comparte hasta el aire.
Grita silencios
y en sus ojos
un pedazo de cielo
lo ilumina.

Conserva intacto

su perfil bajo
teniendo motivo
para alimentar su ego,
y destaca a los mas pequeños,
para que enriquezcan su estima,
en silencio, sin duda.

Es agradecido

humilde,
códigos
que lo hacen grande.

Respeta a todos,

admira sus maestros
y hace upa
a quienes intentamos crecer.

Sus obras humanas

son anónimas
y es distinguido
por dar sin límites
sin discriminación alguna,
sólo con su ejemplo
enseña
que registremos al otro.

Ha llegado a la vida

con mucho conocimiento,
por ello
parece que su día
cuenta con más horas
que la de todos.

Es un maestro

injertado
en un cuerpo humano.
Y este mes cumple años!!!

Felicidades !

desde mi lado izquierdo.

© Nerina Thomas
Foto: Gustavo Tisocco (Flores que me regaló para mi cumple mi Sergio)

24.10.10

Poema de Martha Goldín


no abandona la tierra de los sueños
......................... transita la vida
ese viaje lleno de peligros
donde la imaginación juega intrépida
apenas un respiro
para anunciar nuevas desventuras
espacios donde se pierde infinita
y reencuentra finalmente la memoria
en tu casa, madre, en tu casa

© Martha Goldín

Poema de María Teresa Archina



BARRER DE VEZ EN CUANDO

“Barrer de vez en cuando el pensamiento
hasta dejarlo como un patio vacío”
Roberto Juarroz
(VIII-20)


Barrer de vez en cuando
la hojarasca,
para poder pisar la tierra
....................... vacía
....................... de partículas inertes.
Y dejar, a partir de allí,
que una idea fugaz,
como un fósforo, encienda
nuevamente el todo.

Barrer de vez en cuando
las nubes,
para que el sol aparezca,
y dejarlo
en medio del todo,
aunque sea nada más
que un instante,
para que tenga la paz adentro
sin que nada la perturbe.

© María Teresa Archina

Poema de Marta Braier


Oh,Carol

sopla el día con todo su furor
cuando mirar la hierba es
.....mirar la hierba

¿ Qué nos llora? Cae por los costados
aquel galeón del sueño

De añicos esta traza:
.....tarde o temprano
......... se acaba por entender

que no hay tren de regreso

deja que la lluvia te moje la cara, baby


El título está tomado de una canción de Neil Sedaka (década 60-70)

© Marta Braier

Poema de María Del Cármen Suárez



NOS VIGILAN

Este aire de otoño
trae aroma de muertos
aquellos muertos amados
ahora escondidos en las plantas.

Son ojos fijos
se avalanzan
sobre los pérfidos
numerosos y aciagos
ellos saben donde se esconde
el viento y la gracia
saben
y nos vigilan.

© María Del Cármen Suárez

Poema de María Eugenia Caseiro


Residuos.-

Cuarto.

Y así reconocimos el amor
que habíamos usado
tanto tiempo tanto tanto
ajado en los cajones a limpiar
enjabonados aposentos
soy aún el cuadro a remozar

© María Eugenia Caseiro

Poema de Miguel Ángel Ferreira



Escribo, dejo de escribir.
Otras veces me distraigo y me levanto.
Tino Villanueva.-


Alguna nube se desplaza allá arriba
Inmaculadamente algodonosa
La tarde devana horas apenas
De la mesa levantada mis migas
A las palomas en el círculo allá abajo
Ronroneos guturales, aleteos de colores
Desplazo mis aires entre la ventana
Alguna lectura olvidada en el piso ocho
El poema late su soledad de sones aun es el papel
Aun no es carne mis memorias del día
Apenas soledad de vocales y consonantes
Apoyo la punta de mis dedos intento
Las nubes allá arriba inmaculadamente blancas algodonosas.-

© Miguel Ángel Ferreira

Poema de María Amelia Diaz



De tanto gritar
ya somos el grito
que rebota en las paredes
de la indiferencia

© María Amelia Diaz

Poema de Mónica González Velázquez



Mi mano será su ancla
cuando las aguas desborden.

Mi voz será su guía
cuando emprenda el viaje de oscuridad y silencio.

Mi sombra será su sombra
cuando el sol no brille, ni cerca ni lejos.

Mis brazos serán los suyos
cuando las manos graviten.

Mis piernas serán las suyas
cuando huya del espanto.

Mi nombre escuchará
cuando pierda el control
y el switch desate la electricidad en su espalda.
Y cuando la nube azul instale su reino
en días de aparente sosiego
mi cordura será la suya
cuando no entienda
que yo, soy su reflejo.

© Mónica González Velázquez

Poema de Madeline Millán


No me moriré

dos veces en el mismo mar
no me iré sin mirarte a los ojos, te prometo

sé que tus ojos están mirando el azul
sabrás que los míos nunca dejaron de mirarte desde lejos
y una historia nueva de cuatro siglos vieja (o viaja)
suena a románticos dejos wertherianos
a principios de un siglo XXI qué hago yo
con estos cantos y esta forma de amar
tan anticuada, con versos abiertos, simplones
a la hora de amar me quedé anclada en el siglo XIX
para nada me fue antigua sangre patricia
y conocía de ojos glaucos, de sirenas

todo es de aquí, aquí, y no son romances
ni cuitas porque no lloro explorando la imagen,
un antiguo motivo como la rosa milenaria oigo

amo a ese hombre anclado en el puerto
su estatua fija a la orilla, pegado a un barco
su manera de esperarme sin saberlo

fijamente anclado a la línea de la mar
de una Lisboa atardecida en el 2000 y tantos

amo a esa María fiel a sí misma
que existe en la otra, la que mira de lejos y dice ven

hundida en las profundidades sabrá encontrarte
arrastrarse si es necesario hasta la misma superficie del suelo

no me moriré, no me moriré
tres veces

© Madeline Millán

Prosa de Matza Maranto Zepeda



Las tardes se tornan grises; melancólicas, las avenidas. Carrera interminable, estrategia precisa para burlar al destino, soy el alfil que apunta jaque mate. Agónicas las tardes se vislumbran desde mi ventanal. Soy prófuga, construyo un diálogo frente al espejo, pero fracasa mi discurso irónico atrapado en la rutina, mundo interior atestado de deseos y recuerdos fantasmales. Recreo la escena, me reconozco en esa mirada lasciva sobre mí, me siento amenazada y aturdida. Me impongo mis propias reglas en el tablero inmóvil.


© Matza Maranto Zepeda

23.10.10

Poema de Ana Rosa Bustamante Morales


Arañas

He comido cuando nadie hubo comido
y creí en el derecho a comer,
miré en las arañas sus patas hilanderas
sobre el mendrugo verde de moho
en sus hilos los suicidios
tan lejos de mi casa cálida.

Quizás la muerte

no tenga hambre del aire
no quiero pernoctar
en la luz inexistente
quizás me venga la muerte
y con mi huesa en paz.

He vivido tantas muertes

y pienso
en mi muerte sobre estiércol
me duerma en la muerte de verdad.

© Ana Rosa Bustamante Morales

Poema de Luis Benítez


EL HUDSON

¡Oh! ¡Y luego estar con uno mismo!
¡Estos enmudecimientos! ¡Este andar a la deriva!
..........................Gottfried Benn


Cuando la tomamos demasiado en serio,
la poesía empieza a tomarnos en broma:

Dónde es el papel, en qué otro cielo
vuela este insecto porque yo lo escribo.
Por qué cadencias la madurez de su ausencia
se troca en lo que ya antes sin yo saberlo era
una agregada catástrofe, quizá feliz,
sin que sea del todo aquí la falta del volumen
y del peso, casi inconsistente pero ya
medianamente cierto, éste
que revolotea entre el cuarto y aquel cielo,
sin duda tan entero como nosotros
lo estamos de su lado.
Y si no, certidumbre dime
de dónde viene y adónde va
su desafiante respiración
que señalas como ajena y es suya
aunque lejana, en trayecto.
De igual modo allí están
cuantos y cuanto no veo,
adonde el insecto va y donde vuela...

¿Quieres cuál insecto, dime, tras esos bordes?

Nadie conjura nada que no lo haya evocado.

Y leer que es buscar
lo que más se teme,
el otro acto tan indivisible
como el caballo o el hombre del centauro,
no es atravesar ningún borde
sino en la misma vigilia otra repentina forma;
las manos que vuelven cada página
abren la maleza de una ambigua selva.
Atardece, es de noche en la ciénaga,
ya ves como obediente a la luz que declina
se ha posado a cantar en la orilla vecina,
las alas contra el cuerpo, inocente de todo.
Nada puede ocurrir si le acierta esta piedra.

© Luis Benítez

Poemas de Jennifer Moore


Noviembre en la bahía

VII

No es conveniente desandar camino
donde hay yermo y espinas.
Bebo la copa de un viñedo rojo
cuyo placer me enciende.
No es conveniente desandar camino
porque estos mares
son amantes azules que me abrevan.

© Jennifer Moore

Poema de Liliana Varela


Y SÓLO AHORA

Y sólo ahora
en este instante
en la menguante brevedad del rocío
la mente muere
extasiada de olvidos
hurgando simplezas
de anaqueles prohibidos.

No soy yo, es la sombra de esa sombra
la que me nombra dormida
en alguna pesadilla.

Mis labios reciben la orgia de versos
encabritando la mano que ostenta la pluma

y al final del día
brotan las desordenadas letras
de lo que un cantar quiso ser

................... y se tornó llanto.

© Liliana Varela

Poema de Luis Alberto Ambroggio


Poesía

Me siento pésimo.
Maté de un escobazo
A dos libélulas frenéticas
haciendo el amor en el aire.
¿Qué derecho tengo
a acabar su idilio
y las ganas locas
de procrearse
totalmente ajenas
al inminente peligro?
¿Existe acaso
diferencia alguna
entre ellas unidas
y nosotros
los amantes?

No soy poeta
sino sólo
uno de los tantos
dementes
enamorados
que cantando espera
la muerte.

Poesía,
he aquí la belleza absurda
del crimen.


©Luis Alberto Ambroggio

Poema de Leonardo Martínez


DE LA MADRE

Me pregunto
dónde estarás madre
si las puertas han sido derribadas
y las palabras llamándote
flotan como vidrios soplados
hasta la desesperación
si duermes
y mi boca anhela tu pezón sollozante
si duermes
y mis labios son de agonía
al borde de la niebla en que viajas
para salvar al niño ciego
hiriendo sus ojos
con grietas de tristeza
esta tarde clavada
como una herradura
en el camino

A la oración
y siempre a la misma hora
una calandria canta
en el árbol de los juegos
Es mi madre que retorna
entre las ramas y el aire
con una música sencilla
Luego un silencio oscuro se desploma
y el pájaro enmudece
Vendrá el invierno
y el recuerdo
aguardará la estación propicia
para anunciar nuevos días de canto

Entonces mi madre
tornará calandria o rey del bosque
o ave rapaz
de aquellas hábiles para desgarrar
con el pico ganchudo
la memoria

© Leonardo Martínez

Poema de Leonor Silvestri



Alto Palermo

chicas con lentes de sol
sobre los reflejos amarillo-naranja
chicas enfundadas en minúsculas remeras
y musculosas chicas
chicas de pelo teñido, permanentado o alisado
chicas gordas de blancas piernas de paquidermo en minifalda
chicas que hablan ríen y juegan a gritos
chicas adiestradas que lloran por celular rosa
por el novio
un bosque carnoso y parlanchín
serán algún día señoras de bien
madres de familia
que le hacen agujeros en las orejas
a sus bebas
no duele no
se reproducirán en una ciénaga de carne, cuerpos
confinados durante tanto tiempo
que como gusanos y bacterias
generan otros cuerpos
frente a las hileras de camas matrimoniales,
desnudas y adustas, como tumbas abiertas
en las vidrieras de los centros comerciales

© Leonor Silvestri

Poema de Irma Ruth del Ángel del Ángel


SH…SH…SH…

Crujen las ramas ante el estrepitoso beso del viento otoñal
Desde la breve ventana, veo un auto negro llegar
el frío me carcome los huesos
estoy sola
nadie ha llegado a sacarme de este abismo.
Voces cercanas
Voces lejanas
Voces a distancia
Mi voz no se escucha
el miedo me invade
una mosca vuela, busca un espacio para salir
la mosca cae en mis manos cruzadas
sin alas; ya no se mueve
Silencio… Silencio….
El viento enmudece
las voces cercanas se alejan
las voces lejanas se acallan
las voces a distancia sh,sh,sh…
Todo ha empezado a oscurecer
escucho caer la tierra estruendosamente.
Nadie ha escuchado mi voz que acaba rasgándose
........................................... se quiebra
Enmudezco
nadie ha escuchado mi voz
......................... estoy muda
el viento mueve el polvo
........................ mi polvo se eleva
........................ mi polvo grita
.............. con el grito del silencio
estoy sola
estoy muda
estoy viva

© Irma Ruth del Ángel del Ángel

Poema de José A. Santos


EN TUS OJOS

Encontré
En el presente de tu retina
Esa luz extraña
Capaz de iluminar
Mis mañanas y mis sueños.
Esa extraña luz
Que alimenta mis latidos…
¿Será sano
Un corazón
Necesitado de risa ajena
Para poder latir?
Encontré en tús labios
El néctar de la eterna
Juventud,
Esa que habita mi alma
Y mis recuerdos,
Esa que me guía en la tormenta
De los días de esquinas
Afiladas
Y paredes sin asideros
Donde agarrarse para no caer.
Encontré en ti
Lo que en mi era hueco.

© José A. Santos

Poema de Xenia Mora


CUANDO EL ALMA LLORA

La tenue luz de la lámpara
enciende soles
dibuja dos siluetas
danzando en la casa.
Ríen los ojos
y el presentimiento llora.

La sombra de la noche
aúlla dos destinos
retumba el latido
del silencio.

Me crecieron raíces
se aferran a tu tierra,
aunque van sangrando
la pronta ausencia.

La savia de mis venas
entrelazadas a ti,
no puede detener el tiempo
de los miedos
se avecina la sequía
del jardín nocturno.

Aunque sea agua
y mis ojos rieguen cada pétalo
se consume la lámpara
… tengo que partir…

© Xenia Mora Rucabado

22.10.10

Poema de Ester De Izaguirre



AGUARDO

Deja esa puerta abierta para que entren los nadies,
los mendigos,
los soberanos de las madrugadas,
los que lamen los cristales de los cafés cerrados.
Los que perdieron a Dios
porque aprendieron a rezar poemas
y nunca más volvieron a encontrarlo.
Deja esa puerta abierta para que entren los nadies,
los que saben de cárceles distintas,
los que no terminaron de nacer
los que le llaman madre a la fatiga.
Deja esa puerta abierta para que entren los nadies,
mis aguardados cómplices.

© Ester De Izaguirre

Poema de Fernando Luis Pérez Poza


EL CANTO DE LA SIRENA

.... Al poeta mexicano Roberto Reséndiz,
.... en las horas tristes que suceden a un naufragio.


Has probado
el lecho de la hembra submarina,
la picadura mortal de la sirena,
sus cálidos senos,
el almendrado vientre,
ignorando el consejo de la divina Circe.

Has sentido
su pisciforme atracción fatal,
el néctar de su voz,
la voz del agua,
su canto lleno de promesas,
y ahora estás herido de ausencia,
tritón irritado, neptúnico ulises,
atado al mástil de tu propia vida,
el mismo que tú plantaste en el jardín del tiempo.

Sabes con certeza
que jamás volverás a oírla
y la has visto alejarse,
con paso tenue, a escama descubierta.
Desconoces el nombre de la ínsula que habita
esa hechicera que derribó
los muros de tu sacra Babilonia.

Era la rueda encerrada en el círculo,
el último delirio, el que jamás se olvida,
el hada de terciopelo que decía Baudelaire
................. o quizá,
...... simplemente,
una quimera
................. que te volvió realidad
.................................. el corazón.

©Fernando Luis Pérez Poza