26.2.10

Poema de Hugo Mujica


NACE EL DÍA

Nace el día,
la claridad en la que todo
se muestra,
lo que hacia ella brota
.................. y lo que su misma luz marchita.

Todo nacer pide desnudez,
................ como la pide el amor,
........................... como la regala la muerte.

© Hugo Mujica

Poema de Fabiana Posse


Hay algo escrito en la garganta
Prefiere el silencio
No va a decir nada
Nada como ese amor que tendió la trampa
Tiempo atrás
Hoy
Mañana
Y se instalo en mi sangre
En cada una de mis células
Como elixir venenoso
Despidiendo cada nueva llegada
Perfilándose inmortal
Sonriéndose aunque roto
Alejándome de mí
Cada vez que miro adentro
Mi historia
El laberinto al que me someto socia del silencio
No me encuentro en el aire
Me va la vida
En tu oxigeno calavera.

© Fabiana Posse

Poema de Ignacio Osorio


Desde Terapia Intensiva

No me queda la menor duda
que fue una pésima idea quererte

Más aún cuando siento como la insulina
va infiltrando mis venas
mediante un bombeo - que suena
como el chistido con el que tanto te gustaba
hacerme callar (¡shhhhhhh!) -
y que busca lograr el equilibrio
de la glucemia

El mismo que mi corazón perdió
ese jueves después de tu llamada

Por el oxígeno no hay problema
La máscara empieza a molestarme
pero dicen que ya “saturo”
¡Increíble! A pesar de todas las muestras
de sangre
orina
y vaya a saber cuántas cosas más
que me habrán hecho
mientras dormía el agridulce sueño
del estar en coma
nadie pudo saber que estaba saturado
de otras cosas
deudas
bancarrota
separación
ácidos comentarios
tu estocada final
¡Saturado de amor hasta los huevos estaba!

Lo que realmente me jodía
era la sonda nasogástrica
tanto que me la arranqué de un tirón
entre los gritos de enfermeros y médicos

Me amarraron como loco
que creen que soy.

En fin
tendrán sus razones
después de todo

Por las dudas
hay un policía de consigna
en la puerta de la sala
que cada tanto viene a cerciorarse
que no me desate y salga corriendo
desnudo por el centro de la ciudad
con cables y mangueras colgando
de mi cuerpo

Yo apenas lo distingo entre la niebla
de las drogas

Con la sonda vesical
no hay nada que hacerle
me duele y arde
como la puta madre
como nada que recuerde
en esa zona de mi cuerpo
pero tengo el consuelo
que hinchada como está
aparenta ser más grande
para deleite de las enfermeras
o eso quiero creer para poder reírme
por lo bajo
un ratito

Tengo que dormir

En unas horas
dicen que habrá visitas
que vendrán
mi madre
mis hermanas
que me traerán sonrisas
de regalo
(los dulces se los incautan
en la entrada me cuentan
no sin cierta ironía)

No me queda la menor duda
que tu dulzura al final me fue amarga
que me subió el azúcar acremente
que fue una pésima idea quererte
y peor aún escribir un poema
casi sin poder mover la mano
con la lapicera prestada por el enfermero
y en un toallita de papel
en la que la tinta se disfuma
rápidamente
casi tanto
como tu amor.

© Ignacio Osorio

Poema de María Paula Mones Ruiz


INDICACIONES

(A mamá, In memoriam, enero de 2010)

Parecido a las indicaciones de un medicamento,
pero de precisa y clara dependencia:
Por la mañana, en ayunas,
por la noche, antes de dormir,
una medida de lágrimas vencidas.
Durante el día , tu impermeable de luz
para que granizos de sol,
no bombardeen mis ojos, aún sin vencimiento.
Estás allí, ayudando a que cumpla las indicaciones
de este humano y natural cicatrizante de heridas,
llamado Madre
.............................. Vida
Tiempo

© María Paula Mones Ruiz

Poema de Irene Zava


LA OTRA

Tu que tienes
eterna juventud,
que en tu sentido del humor
y risa permanente
encierras soledad.

Tú, a mí unida,
hacemos que la prisa
se transforme en alegría.

Juntemos nuestras fibras.
Todo final engendra vida,
calma envuelta en huracán.

Tú, crea luz,
lame mis heridas.

© Irene Zava

24.2.10

Poema de Susana Rozas



Para que
la noche no cese
mis manos
sahumaron
tu cuerpo de árbol.

© Susana Rozas

Poema de Alfredo Lemon


ante la tumba del Mahatma Gandhi

Cuando agoniza un hombre
agoniza Occidente.

El ruido del mundo ensordeció la música de la mística,
la pulpa del silencio.

Cada lágrima enseña una verdad.
Cada deseo demanda demasiado.

No eres tu cuerpo
-frágil y débil ante el fin-
sino un soplo que sólo se rinde a los pies del Todo,
inmortal.

En el centro ético de todo problema práctico
hay un reclamo constante:
ninguna causa esencialmente justa puede considerarse perdida.

La paz ?

Cómo proclamarla
cuando el odio se ha enquistado en los tronos de la tierra.

La rectitud ?

Cómo predicarla
cuando los líderes sólo defienden sus riquezas ?

Tú, escritor, darías la vida por la palabra ?
Te esforzarás por el poema ?

© ALFREDO LEMON

Poema de Martha Goldín


elemental
la primera que se alzó y usó las manos
y la última
conmigo se termina el día
soy ola
.................. y arena
tierra y exilio
derribo a mi paso todos los muros
y tímidamente toco tu corazón
con la punta de mis dedos

© Martha Goldín

Prosa de Amadeo Gravino


Hoy el cielo está triste / anda por el patio con botas de lluvia y sin fe / hoy las rosas descubren en los charcos sus mejillas manchadas / hoy bostezan las puertas y románticos techos sueñan con trompetas.

© Amadeo Gravino

Poema de Graciela Maturo


III. Del agua danzante

..................a Fray Domingo Renaudiêre de Paulis

Agua lejana y jubilosa,
danzante entre las viñas.
Agua adolescente de espumas
plena de sí, riente,
hecha de la sonrisa de un niño
agua que se deshacía por amor
como un rosario de perlas.
(Como el sol te entregabas a la vida:
de tu cuerpo nacían seres nuevos
con cabellos de miel).

Corazón de agua
cantante
en tu vocación de vidamuerte.
Quién dirá con su lengua tu luz de abismo
tu felicidad de otro mundo
tu canto de entresueño.
Agua pura y huyente
que alcanza las orillas de blancos cementerios
donde rezan oscuros los cipreses.

Agua-palabra, gracia cristalina,
lava mi frente fatigada.


© Graciela Maturo

Poema de Osvaldo Norberto Lázaro



BREVIARIO II

Yo me pregunto,
como es cierto
que los débiles niños
tengan pesadillas,
que la vida proponga
invitarse sola a mi baile
de sabanas en un océano.

© Osvaldo Norberto Lázaro

Poema de Rosa Lía Cuello



SIN HORARIOS

No hay horarios ni destino en este viaje.
Cuando la realidad se inmiscuye temerosa
por los meandros resecos de mi tiempo,
salgo a rescatar esperanzas marchitas
en la desangelada historia de mi vida.
Entonces te encuentro en alguna nube
con lágrimas gastadas de visiones,
rompiendo las aristas del infierno.
Me convierto otra vez en tu costilla,
me inserto sigilosa en tu costado
y sobrevolamos el mundo agazapado,
desierto sin fin en la máscara temprana
cuando se tensan las venas arrugadas
de este orbe solitario que agoniza.
Compartimos el mismo espacio lacerado
que nos incita a volar sin vanidades
y repartimos quimeras temporales
recuperando almas desoladas.
No hay horarios ni destino en este viaje.
No hay más sombras de cruces esta noche
en la aparente quietud de la nostalgia.
Solo nosotros traficando sueños
en la impostura fetal de las mentiras.
Solo nosotros edificando risas
en las arenas inquietas de la sangre.
Las pieles de cordero se desarman
mostrando lobeznos sin discurso.
Se rompen las cadenas que angustiaban
el deseo del grito no cobarde,
y aparecen esperanzas en la piel
que se olvidan de todos los ultrajes
en el instante en que la luz advierte
que el día regresa sigiloso
para indicar que tu vuelves a la cruz,
donde impiadosamente te clavaron,
los que alguna vez llamaste hermanos,
y yo despierto en mansedumbre
con marcas y sangre en las manos.

© Rosa Lía Cuello

Poema de Patricia Ortiz


Luego la calma

Entre un dolor y otro
caben las manos virginales de la noche
empapadas de voces y tristeza.
Un rumor de sales carcome las heridas
hasta el filo mismo de la caricia.
Arde la sombra inflamada,
inmutable el reloj tictatea.
Luego la calma.

© Patricia Ortiz

Poema de Silsh


IMAGINACIÓN (todo sobre ella)

2-

Se trepa hasta el álamo
colgando de una hojita
a punto del otoño

se detiene en la cresta
del viento indiferente
estallando semillas
sobre el pasto.

© Silvia Spinazolla (Silsh)

Poema de Ricardo Rubio



CUENTO DE INVIERNO

Sobre los blandos silencios de la noche
los dioses se acurrucan para hablarse,
se amontañan para decirse pequeñeces,
se refriegan unos a otros
.. en desconsiderada armonía.

Las tímidas brumas parecen verlos
con ojos de musgo y humedad,
con bosques de verde espuma encapotada.
Solo nubes en medio del habla
flanqueando las voces no voces
.. de los dioses.

En un compás irregular,
el rocío niebla la mañana,
sin advertir que en el monte
los señores del árbol deliberan sin parar,
estableciendo ideas para siempre,
repesándonos,
tomándonos en serio.

© Ricardo Rubio

Poema de Natalia Molina



repodrida

una grieta en la mirada
deja entrever luces
vientos desconocidos
irrumpen en la sed
dejándome sin boca
tal vez sea mejor así:
que se pudran mis palabras
y nazcan otras
que se pudran mis gestos
mis pensamientos
también
que se pudran
me tienen repodrida
seremos compostaje
de otra yo
en el abismo ensordecido
por flores amarillas
pétalo terso
perfume
hacia el sol
en los días
y raíz a la luna
por las noches

© Natalia Molina

Poema de Victoria Servidio


SED.

Caminante del sol
................... transito tinieblas.
Alpinista en la nube
................... desato la lluvia.
Soledad en el muelle
................... pescadora de sueños.
Calma en el río
................... abanico de espuma
espuma que sacia
................... la sed de mi arena.

© Victoria Servidio

Prosa de Mirna Celis


Misterios.

Se preguntaba porqué había comenzado a pintar libélulas. Pero súbitamente paría una sutil necesidad de hacerlo.
Transformó el hobbie de su vida en una forma de salvación. En su cabeza surgía la voz: “La pintura salva la vida”. Porqué estas palabras se delineaban en su mente, no hallaba explicación; no cabe duda que la memoria atesora frases que en momentos acuden para dar su mano en virtud de rescate.
Algo sucedía en ella, una especie de desconexión con el mundo y mientras el pincel se esparcía por la tela, ella volaba. El cielo de pintura le parecía más desafiante que todos los cielos de sus días. Podía sentir cómo la brisa le hacía el amor a su piel y alma.
Usaba una especie de bata larga color púrpura, se sentaba cerca de una ventana desde donde se podía ver una parte de su jardín, las telas matrices de sus creaciones, su caballete y los colores en un bello canasto de mimbre.
Una melodía de aire, acrílicos y pinceles surgían de su mano. Se dejaba llevar en un trance en el que solo habitaba la calma. La ópera impregnaba el espacio, un lirismo poético acompañaba el vuelo de esas alas: había inventado un pentagrama de viento y notas traslúcidas. Hizo de aquel acto un ritual de magia y pronto todo en ella se conjugó en un universo sin tiempo.
Afuera los ruidos, la gente que caminaba, el bullicio de los demás…nada parecía turbarla. Cuando se detenía, sus ojos se fijaban en una madreselva en flor. La veía mecerse en las mañanas, teñirse de ocasos en las tardes y cubrirse de luna en el manto de la noche. Ese maternal paraíso de aroma le marcaba el tiempo con sus agujas de ramas y pétalos, perfume de un reloj natural y puro como su interior.

Naturaleza sabia de la vida, letargo necesario para un renacer,
camino marcado por el destino,
agua para lavar las heridas.

Ella no lo sabía a ciencia cierta, pero sus manos estaban dando vida a su nuevo ser.


© Mirna Celis
Pintura: Mirna Celis

Poema de Xenia Mora



Lágrima

Resbala una gota
enterrada en el rosal de mis ojos.
Camina transparente y descalza
por el rubor de mi mejilla.

Sigue el camino
sobre tus huellas en mi piel ,
reflejo de nuestra primavera
agua, caricia, deseo y nácar.

Se espeja silente
por los cristales de mi ventana.
Ya está cayendo la tarde.
-se escucha un estruendo-
Golpea una ola en el suelo
y hace una grieta
en la voz del alma.

© Xenia Mora

Poema de Miguel Madrid


TE LLAMAN VILLA DE EMERGENCIA

Caminé por tus calles de barro,
donde la luna se cae
por el agujero de la noche.

Tus casillas se apiñan
como los habitantes fantasmas
en los pasillos estrechos.

Vivienda permanente y refugio ocasional
se mezclan las historias
de hombres y mujeres en cada anochecer.

Rostros marcados por miserias
y promesas incumplidas
de chantas de ocasión.

Miradas cargadas de desesperanzas
que ahondan y acompañan
las preguntas sin respuestas.

Chiquilines creciendo
con ejemplos enfrentados
Trabajo y delito.

Son hermanos
en el infortunio
de aquellos que dormitan

en veredas citadinas
bajo luces que reflejan
su pobreza.

Electricidad enganchada y antenas de TV
marcan tu ilusión de vivir
como refleja la novela comercial.

Pero vives la pelea cada día,
muy pocos ayudan
a cambiar tu realidad.

Se han perdido los valores,
las creencias,
la dignidad.

Aunque no es un consuelo,
habitante de la villa
te diré que en emergencia, está la sociedad

© Miguel Madrid

Poema de Silvana Gangi



Nos traicionamos mutuamente
Para nosotros mismos
no significa nada
Para los demás es paisaje cruel.

Decidí lamer tu conciencia hoy
Te saboreo con precaución
y evito.
Desdibujarme.

© Silvana Gangi

Poema de Raquel Luisa Tepich


Arrullo de Otoño

Abismada con tu regreso,
renazco cada año.
Esbozo proyectos,
acariciada por
la sutil danza de tus hojas,
que se esparcen en la multitud
y besa mis oídos .
Peregrina de rutas,
y anclajes en
diversas estaciones.
Tus tonalidades
besan mis ojos
y vivencias muy hondas,
felicidad y tristeza
calan en mí .
el sonido de tus hojas
esparciéndose,
suenan como
canción de cuna
¡¡¡Arrúllame amado Otoño,
venerada estación!!!

© Raquel Luisa Tepich (Kellypocharaquel)

Prosa de Paula Molinelli


No soporto macerar en mis vacíos

Ya es hora de arrancar todas las fotitos que hay en la pared, me digo, y las miro pero me da fiaca. Las miro fuerte, siguen ahí, decido dejarlas. Como si hubiera sido adicta a, creo que ya está terminando el período de desintoxicación. Igual no me atrevo a nada. Sigo en el 9 ermitaño introspectivo al que me costó tanto volver y me recuerdo que esa fue siempre mi carta, aunque por un tiempo me haya llegado a olvidar de ella. Me juro que no me volverá a pasar, que desde ahora la voy a tener más en cuenta, pero sé que puede fallar. Declamo cosas como viva Bach, lo asocio bizarramente con tuve tu veneno. Leo Las rubiatas y me detengo en el "¡Oh! ¡El flagelo de la vida!".


© Paula Molinelli

Poema de Marita Miranda


del abrazo

...........para Gustavo Tisocco

de un ótro abrazo
busco
seda en flor, me cubra
velero, me navegue
para atravesar brumas
de viejos puertos

abrazo de aquél
espero
tardío tren
hacia andenes prometidos
del sosiego

un abrazo-calor
para abrigar mi estepa
llamita/ luz/ abrazo
a contra túnel

ser uno en cada uno
del abrazo
y volar de a dos
volar

© Marita Miranda

Poema de Luis Benítez


CATON, EL CENSOR

“Duda como un griego pero actúa como un romano”,
acaba de decir hace un rato,
perdido entre los pliegues del pasado,
a un niño poderoso que domina
su suerte y la del mundo que lo escucha.
Hace un rato, apenas: el tiempo es el tiempo que repite
las voces de Catón y otras maneras.
Sobre el eco del aplauso se ha enroscado la hiedra,
hoy otro Mediterráneo divide la tierra de la tierra.
Pero él sigue envolviéndose en su manto,
victorioso sobre el emperador y los mortales,
huyendo hacia su villa donde el ánfora
y el pecho de dos adolescentes aún le esconden
el peso del papel representado,
las arduas consecuencias para otros
que son la duda griega, quién y cuándo.

© Luis Benítez

Poema de María Amelia Diaz


TAREA

Hubo que hacer tantas cosas...
: coser con hilos de aguacero
a los fantasmas rotos;
sacudir las cenizas depositadas en los muebles
hasta hacerlas levitar en polvo;
baldear los corredores donde el aire
llamando a maitines se retiró en silencio;
y correr las cortinas
que bailaban en las sombras.
Entonces los demonios
que hace tiempo esperaban detrás de las puertas
finalmente hicieron su tarea.


© María Amelia Diaz

Poema de Isabel Krisch



Último intento

Cruzar el lodazal
remover el estiércol
la resaca
los restos nauseabundos
de los otros

y los nuestros
las propias inmundicias

Cruzar el lodazal
y cruzarlo

Encontrar en la otra orilla
el aire puro
descubrir en las nuestras
otras manos
también limpias
otra cara despejada
otra piel

Cruzar el lodazal
Cruzarlo

© Isabel Krisch

Poema de Leonor Silvestri


Anactoria

Unos jinetes
Unos caballos
Unos ejércitos
Algunos otros
Yo en cambio
Yo
Alguien está enamorada
Corazón corazón
Pájaro enjaulado


El amor es un oxímoron
Estalla en silencio
Lengua muda
Cortada en el suelo
Aún palpita

© Leonor Silvestri

Poema de José Luis Visconti


hombres que clavan espinas
que dejan de creer en dios
y abrazan mujeres torpes
......................... intrusas

que no encuentran otros pies
que llorar tumbas
para conocer la tierra

que desconocen las mesetas
en que incurren por trópicos

que van de la mano a la dormida
perdición de sus nombres
y que arrojan bodas de otros siglos
a la caja de herramientas

ellos
creídos póstumos
en verdad ingratos

esos hombres
construcción inmerecida
de mis ojos

© José Luis Visconti

Poema de Marta Lía Brossa


“Regocijo”

Hay amores encontrados
en las justas coordenadas,
en esas renovadas esquinas
que no puede vencer ni el paso del tiempo,
hay amores que pululan entre gente,
anónimos seres donde la magia se ha quedado
habitando fuera de los sueños
entre lágrimas y rosas,
hay amores que crecen como niños,
que juegan cantándole a la vida,
que florecen en los ojos y en las manos,
que no se cansan de dar el alma cada día,
hoy amores que aún condenados
reinventan el universo en un minuto,
y lo viven como último y primero,
que son capaces de morir sonriendo
prometiendo regresar,
pero hay amores que son extraordinarios
avasallantes y volcánicos,
que estrenan la lujuria cada viernes,
sin importarles ni vientos ni mareas,
siendo sólo ellos
y sus vuelos impostergables...

© Marta Lía Brossa

Poema de Mariana Toniolo


Viedma

Cuantas veces subirán mis ojos por el puente del rio?
se siente color plata la sed,
profunda al oído,
brotando en la garganta suaves deshielos
luz purpura sobre los amantes
y el mensaje de los caracoles,
a la vuelta de la casa, mi hogar,
la higuera sudando mariposas para esta primavera,
asombrando la mirada,
de mil y ninguna,
ría brava observando el espejo,
dorando el sol la humedad de los rosales
alado todo el misterio del agua
a este pedacito de vida,
mientras anochece el canto de las cigarras,
se asoman las estrellas,
y los sueños, vuelven a destellar…

© Mariana Toniolo

Prosa de Juan Pomponio


TRÓPICO

Ha comenzado a sonar la campana del témpano que deambula por selvas tropicales, se derrite el agua y tu figura labrada aparece. Ya estás en ese preciso lugar, donde exóticos pájaros fornican en tu nombre. Las estrellas descubre sus senos derramando una leche tibia que cae como llovizna de medianoche. Todos se embriagan y corren desaforados, la orgía comienza, la selva tiembla: algo inesperado ha comenzado. El candombe de la magia seduce cada contacto, los peces oscuros cobran vida. Y una cadencia insuperable recorre el río por arriba y por abajo. Hojas múltiples aceleran la fotosíntesis y crecen desmesuradas cobrando formas humanas para que todos los seres vivos puedan disfrutar la presencia del tiempo que se tiende en hamacas a descansar. Los minutos se detienen, ya esta todo listo, y para que te visto, si vas desnuda: pirañas sonámbulas muerden tu carne y una carnicería de orgasmos retumba sobre colchones de esmeraldas.

© Juan Pomponio

Poema de Graciela Bucci



Aún

.....................................A M.E.

cómo puede ser
todavía
el dolor
el grito urgente
la locura la herida las señales erradas que tendió el azar
ese que también destroza y pulveriza

el ángel y el tic tac de la cabeza
el borde gris del sobresalto en la mañana
el sesgo en la palabra olvido

placentas infinitas de abandono

y esos “mejor así”
chorreando suspicacia
desde un rictus que fue último rincón de la sonrisa
la recién estrenada
reemplazo necesario
de aquella otra
la que ignoraba cruces y el calvario propio
retenido y mordaz
la verdadera la espontánea
la que no vino del suburbio siniestro
la que no fue purgatorio
ni apoyo para la última mirada acuosa y vacilante

cómo puede ser
digo
entonces
que si era lo mejor
doliera tanto

aún.

© Graciela Bucci

23.2.10

Poemas de Esteban González



7

Si me olvidas te olvidas.
Si empañas el espejo de la memoria
te perderás en un pasado de sombras.


8

Recordarte siempre
es el precio de un infierno prometido
y de un cielo conocido.

© Esteban González

Poema de Fernando Sánchez Zinny


El augurio

De todo aquello
sólo guardo la soledad.

El amor sin destino es un murmullo
en un arboleda lejana
cuya sombra jamás conoceremos.

(Un resto, allí, se ha convertido en canto,
en polvillo de luz entre ramas que el sol descubre.)

No sé si hubiese deseado
cosas distintas, es decir:
que esta historia siguiera como azar incumplido.

No me preguntes más:
la fecha, la hora y el trayecto,
describen algo que termina,
no que comienza.

(Comienza un niño en pos de los augurios:
en ti se inicia un día azul y largo,
que no tendrá poniente.)

Tan dulce dimensión, muerte que invade,
silencio que llama al silencio, manos altas, visión borrosa,
estambres de oro que un viento suave acuna.

No me recuerdes con dolor, no me recuerdes:
piensa que habrá para nosotros
tanta felicidad como antaño hubo.

© Fernando Sánchez Zinny

Poema de Elena Eyheremendy


Tímpanos y Mohos

Quiebra ya tú también tu condenada prudencia
Echa a Volar tus reprimidas Aves
tu pico envenenado
tus esquirlas
tu fuego

Desbanda toda estructura fragmentaria
Detona . el . horizonte / Corta . tus . Cuerdas
Corta las altas bóvedas donde Quema la luz
Grita y Eriza ahora cada poro de piel
en ... tus ... rin- ... co- ... nes

D e s p u é s
Será ... el ... silencio
El ... hongo ... definitivo
Proclamará ... la ... única ... ley
la ... de ....... Hiroshima

Los
tím-
pa-
nos
mo-
ho-
sos

habrán Ensordecido para siempre

© Elena Eyheremendy

Poema de David Rosales


El polvo

El polvo
resguarda:
los murmullos al borde de la luna
las cortezas y el dosel de la casa
los grabados en las piedras del fogón
las raíces que penetran la oscuridad
al tacto y las espinas.

El polvo
traza serpientes
golpea estrellas
persigue desdentadas voces.

Lo cubre todo
paraliza las campanadas
oscurece los días.

¡Ay! El polvo.

© David Rosales

Poema de David Rosario Sorbille


UN ALTO EN LA HUELLA

He andado muchos caminos,
siempre como un laburante,
buscando en la franqueza,
el espejo de mi conciencia.

La vida me ha dado paz,
buena salud y familia,
y por encima de todo,
la dignidad de mi nombre.

Pero es en el presente,
que a veces no entiendo,
donde me asiste la nostalgia,
que responde a mis preguntas.

Yo soy como un labriego,
que hace un alto en la huella,
para ver las doradas espigas,
y el misterio del silencio.

© David Rosario Sorbille