28.11.10

Prosa de Edna Pozzi


NO ME ENAMORO DE LA NADA

...No me enamoro de la nada, me enamoro de ti que eres el acontecimiento fundamental de mi vida. De una vez y para siempre me enamoro de tu permanente resurrección; no me tapo los ojos ni pongo mis manos sobre el vientre. Lluvias de mil siglos descienden en calientes cenizas sobre mi boca. No me enamoro de la nada, me enamoro de tu sombra clavada una y otra vez junto a los anchos ríos a los bulevares grises, al misterio de los trenes. No me enamoro de la esperanza y del hastío, del amor o de las plantas, ni de las soluciones definitivas, ni del porvenir, ni me enamoro del beso que colocas todos los días en mis pies ensangrentados. No me enamoro del mito, ni de la cueva vertiginosa de las palabras ni la seguridad fecunda de las piedras; no me enamoro del ritmo de los insectos, ni del punto de partida o el punto de llegada. De una vez y para siempre, me enamoro de ti. No me enamoro del rayo de luz en el cerro acorralado, de lo innegable o lo inconfundible. No me enamoro de la espera, de las estaciones, de los ritos, de los trajes bordados. No me enamoro de la muerte, ni del silencio me enamoro. Me enamoro de ti. No me enamoro de la procesión de amapolas, ni del calor accidental y tierno de la noche, no me enamoro de la libertad ni de la clausura, no me enamoro del drama permanente de las hojas caídas, ni del resplandor de tu cara sobre la mía. No me enamoro de la nada.
...Me enamoro de las olvidadas, oscuras planicies, de los secos y yertos pájaros, de las profundas fuentes.
...Me enamoro de ti.

© Edna Pozzi
Foto: Gustavo Tisocco

Poema de Martha Goldín



entre nieblas descendí
............... oscuros escalones

acunaba a mis hijos en ese infierno

en ese infierno
....... planté las flores más dulces
................................... de mi piel

© Martha Goldín

Poema de Salo Pasik


Te miro dormir.
Acurrucada adentro del silencio
amoldado
a las formas de tu cuerpo.
De tu cuerpo amado.
Te miro dormir
mientras oigo crecer la esperanza
trepando
lenta
por mis venas,
rozándome las manos,
poniéndome un tibio resplandor
en el centro mismo
de mi pecho.
Te miro dormir.
La vida
sigue siendo mientras tanto
pero hay algo que comienza,
hay algo nuevo que se está desperezando,
hay algo nuevo
que te dará los buenos días,
cada vez que abras los ojos
de mañana
y pienses
que todo es posible todavía.

© Salo Pasik

27.11.10

Poema de María Teresa Archina


CÁRCEL

“…no se conoce a un hombre
hasta saber qué cárcel ha construido!”
.............Roberto Juarroz
...................(VII-42)


Fue arquitecto y carcelero
de su propia cárcel.

Levantó paredes de silencios.

También construyó el presidio de los otros
para que fueran testigos de su propio encierro.

Si alguna vez se despojara de su cárcel,
no soportaría la libertad,
inauguraría una nueva cárcel.

© María Teresa Archina

Poema de Graciela Maturo


ORFEO CANTA

a Alfonso Sola Gonzalez
y Mignon Maturo


III

....Ella danzaba leve sobre el mundo.
....Era la estrella, Esther,
....y Beatriz, la dichosa.
Sobre la fina cintura giraba persiguiendo
la huella de la luz en el ala de un pájaro.

....Danzaba en las colinas
....entre los girasoles
....amarillos y altos.
....Danzaba en la lentísima barca
que cruzaba las islas como una sombra blanca.

....Danzaba y era su cuello frágil y erguido
....como el tallo de un ánfora.
Su voz colmaba el aire de palomas azules,
sus ojos derramaban azucenas de nácar.

....Danzaba por los parques,
....por las sombras del día
donde aparece el ángel de la muerte.
....Danzaba entre las tumbas
....sobre el agua
cubierta de magnolias y pétalos celestes.

© Graciela Maturo

Poema de Susana Szwarc


LA TELA QUE NOS VISTE

De noche, y no es que nos encontremos
azarosamente en la escalera, que uno suba
y otro baje.
(Bajábamos juntos y hasta subíamos juntos.)

Ya en la barra del club nocturno, él te jura
(dice, te juro por Dios), seguir
hacia la próxima barra. Reír, dudar
en la desesperación y, aún así, no dejarte
(esta vez) en el sillón rojo, en la sala musical,
en ese inventado pasaje de nada a nada.

Pero el cántaro se rompe o cae la lluvia
(“otra“, ¡por favor!).
El exceso agobia habrá de decir
y veremos a las letras del juramento
avanzar como zumbido, alejarse
(se te revuelven las tripas de la infancia)
y alejarse un cuerpo para buscar el otro,
perdido.

(Entrar – salir –sin encontrar)

En la barra pensás:
“alguien se tragó otro buzón”.
Dado el buzón enviarías tu carta
(¿querés prevenir, disuadir?):
No pactes (nunca) con quien
después de beber del cántaro
inventa el momento de la tragedia:
una precariedad.
Recordá que siempre, antes
o después de la función,
serás traicionada
y que eso no es lo grave
sino que quien propicia tu sacrificio
no quiere que llueva sobre las tumbas.

© Susana Szwarc

Poema de Patricia Díaz Bialet


PULGA INAUDITA

Arde la punta de mi pulga inaudita
como si el novio no volviese a casa esta noche.

Chumba como perra la punta de mi pulga inaudita
dice que me aparte
que me escurra entre los otros novios que me esperan
acá afuera
debajo del alero
ensimismados
como dos gatos que sueñan.

© Patricia Díaz Bialet

26.11.10

Poema de Paulina Vinderman



El pasado es un país extranjero, donde no sé nombrar
mi desajuste con el mundo ni los árboles frondosos
de las riberas de los ríos secretos (secretos-ríos),
que corren hacia la eternidad llamada mar.

No, no hablaré del porvenir: es un cuarto oscuro
donde sólo puedo votar por la muerte. Sus afiches
son bellos, pero irritantes de tan verosímiles.

“¿Y el presente?”

Ah, María, el presente es una piedra azul, opaca, libre,
cubierta de polvo, que me recuerda al poema
balbuceado anoche en mi libreta, que deshilaché después,
sin fiebre y sin compasión.


© Paulina Vinderman

Poema de Yolí Fidanza


25 de noviembre, Día Internacional contra toda violencia ejercida sobre la Mujer

POR ELLA

Por ella la niña violentada, el vestidito negro
el corazón, latido de temprana esperanza
Por ella la nacida bajo aciago signo,
la sin ángel custodio, la burlada de amor,
la abandonada bajo la cara en sombras de la luna.
Por la muchacha de falda desgarrada
abultado el prematuro vientre, temprano de desesperanza.

Por ella y por las asesinadas en ancestrales ritos
condenadas a los dardos en las lapidaciones
al filo de la navaja , la sangre íntimamente derramada.
Por las crucificadas en maderos de injusticia
mendicantes en esquinas de opulencia

Por quienes esconden ojeras teñidas de violeta,
y pétalos morados en golpeadas mejillas.
Como ríos de lava las lágrimas hollando el surco de la herida.

Por las compradas a precio vil en burdeles de hipocresía.
Por la inocencia inmolada a la prepotencia de los vencedores
Por las malhadadas que engendran frutos de violaciones
y olvidadas de sí los besan y amamantan
Por las rehenes en albergues sin luz
con ventanas tapiadas y puertas con las llaves perdidas.
Por las muertas sin nombre, sin corona de martirio, sin cruz.

Yo no quiero llorarlas con lágrimas inútiles
Intento darle mi voz a su silencio, que no baste el monótono rezo
que caiga de los ojos el velo, que el drama atormente la memoria

Sea nuestra palabra viento en el monte, grito en la selva
eco que golpee la montaña , agua en los salitrales
llama que derrita la helada dureza de corazones como témpanos,
que ruja en el vaivén de las olas y sobre la salada playa duela
que repique hecha terca llovizna en las techumbres
que desarme la mano que se alaza, borre del lenguaje el insulto.

No calle la boca ante el neón que vuele perversión la desnudez
ni ante la mesa de rico mantel si la blancura oculta otras esclavitudes.
Que no se pierda el llanto Que nuestro oído atienda
Que en la página la ignorancia se borre y el conocimiento detenga la infamia.
Como gota que orada la piedra, persistente el reclamo
piedad para sus llagas, medicina para sus heridas,
................ azúcar para la hiel de sus bocas.

Por ellas y por la niña de Chihuahua hecha símbolo
.............. en procesión las vivas y las muertas.

Triste el fraterno gesto, cubiertas las cabezas con velo de duelo,
unas con encendidos cirios, otras en sus urnas de cenizas.

Firme el paso, elocuente el silencio,
... tomadas de las manos por las calles del mundo.

Ved, delante de nosotras, anda la Guadalupe, toda vestidita de negro.


© Yolí Fidanza

Poema de Osvaldo Norberto Lázaro



COLGADO EN LUNA

Fui en busca de luna
en ese cielo llovido de nubes y pájaros
que volaban sobre mi sueño incoloro
como remolinos en la orilla de un bálsamo

Allí te encontré sin saber
con tu piel de esponja de estrella
me bañaste en tu cuerpo
me llevaste a tu misma esencia
convirtiéndome en la rodaja de tus ojos,
yo me deje asir sobre la noche
sobre el estanque de infinita mueca
donde amanecido encontré la causa

Consumido por él aliento
robé tu palabra para hablar tu silencio.

Colgado en luna sigue mi oración
implorando
que siga en su noche hablándome
desde tu boca a la mía...

© Osvaldo Norberto Lázaro

Poema de Milagros Rodríguez



La piedra espera el canto de la lluvia
La lluvia convertir la tierra en barro
Las manos del alfarero
constatar que el hombre
solo es el sueño de la tierra
y de unas manos hechas de barro


© Milagros Rodríguez

Poema de María Eugenia Caseiro



ídolo

como si antes no hubiera levantado el índice

hoy sostiene la palabra trunca en el escudo.
tras la aldaba de su alma hay un engendro
que no cuenta con los dientes de sus hijos.


© María Eugenia Caseiro

Poema de Xenia Mora



LEJOS DE MI PATRIA

Camino sin rumbo
con mi patria bajo el brazo
como una huérfana.

Vengo desde lejos
no siento mi aire,
solo quietud del paisaje
piedra lunar del tiempo.

Aquí donde naufragué
tan lejos de mi mar,
no hallo mi nutriente
respirar el infinito.

Conozco la rosa melancolía
hielo del extraño,
evaporado en su secreto
y mi silencio.

Cuelgan de mis manos cadenas
viento de añoranzas.
Entiende mi lágrima
con estas palabras.

El tiempo dejó el miedo
la rosa ya es rosa
como la de mi hogar.
...... Ahora
.............................. llevo a mi Patria
.......................................... en mis pasos.

© Xenia Mora Rucabado

Poema de Leonor Silvestri


La curtiembre

acostada en la cama
de la pieza de mi hermana
me hurgo los pelos del pubis
negros y crespos
dudo aún pero creo
voy a masturbarme
5 barra bravas me violan
abiertos y fijos
los ojos en las cortinas
cascada de plumetí rosa
se derrama sobre la cómoda
montaña de cueros curtidos con cromo
hedor de vacas pútridas abyecta topadora de hegemonía humana
coágulos de brea espesa sangre repta río abajo de la ventana
afuera el sol
no lo puedo ver
estoy ocupada

© Leonor Silvestri

Poema de Genoveva Arcaute


Pintura

Miró a miró el niño
y vio
que le robaron el dibujo

Tanto dique esas tablas
monigotes en rojo
amarillo y azul

También él ama el negro
que marca la figura
y arañitas que llenan
el papel de fondo pardo

Cuando sea grande
cuando
miró que estaba viejo
Miró
hizo el anuncio
media lengua las dos manos
seguir pintando
igual

© Genoveva Arcaute

Poema de Myrtha Milella


CUANDO LA NOCHE

Cuando la noche se haga vida
apretare en mis labios una rosa.
un canto de pájaros
y un puñado de libélulas.

Pintaré en las ventanas
flores azules
asi la primavera no se haga trizas
con los vientos cuenta- cosas
que sostienen esperanzas.

Y cuando me espeje en el agua
de tus ojos negros
bautizaré las míos en el devenir
de sueños fantasmas

© myrtha miella

Poema de Julia del Prado


Irse
atravesó la acera
..... sin ruidos
..... de azules alpargatas
..... semilla de Gabriel
.......... Remedios la bella


© Julia del Prado

Poema de José Rodrigo Torres


La carne

Pétalo carnudo,
piel perfecta entre cielo y barro,
capullo voluptuoso,
túnica rojiza
que embrionariamente bajo a la tierra
a recubrir un esquelético,
frágil y desnudo organismo.
Fundido entre múltiples células
para crear vida.

Metamórficas rodajas
que enérgicamente dan volumen
aun simple y complejo ser,
que respira los instantáneos pensamientos.

Combate con su armadura
de hueso, carne y alma,
para mantener el vigor
y la llama de una pulposa criatura.

Que da cuantía material
al firmamento del pasado,
al brillo del presente,
al futuro de los hechos,
y a las perlas de la edad.

© José Rodrigo Torres

25.11.10

Poema de María Chapp



es marzo ... llueve y llueve
pero el verde siempre
mece los ojos
y las aves se empecinan

la tierra desvelada

oigo galopar
¿a qué guerra irán esos caballos?
¿qué portal habrán de atravesar
sus crines?

los espejos sólo muestran el pasado

ahora ... los ancianos abedules
el pino sanador
una palta se ofrece
........ simples milagros
el rincón de las estatuas

............ tanto invisible amor

© María Chapp

Poema de Pilar Romano



NO SÉ QUIÉN

¿Quién estará conmigo
cuando toda la distancia caiga, cansada, a mis pies?
Tal vez el ayer se encienda en un segundo
Y aparezca un duende arrepentido.
Quizá vuelvan los años jóvenes y una calandria,
a renovar su queja.
O la primera hoja del primer libro leído,
y mi memoria, aún viva,
me recuerde que lo escrito puede oírse.
Y quizá una de esas palabras sea capaz
de hacerme renacer en ese instante.

© PILAR ROMANO

24.11.10

Poema de María Del Mar Estrella



Porque en verde me nutro, huelo a verde

de verde se maquillan mis ojos en el sueño
y verde será el árbol de mi sombra.
Por verde anda mi amor de rama en rama
buscando el nido que será su verde
y así vendrá el final:
mi roja sangre
en brazos de la hierba, siempre verde.

© MARIA DEL MAR ESTRELLA

Poema de Carlos Carbone


MARINERO ENTRE HUMO

Un barco de humo habita mi pecho
soy marinero de la oscuridad
recorro con ojos cerrados
la vacía casa
que dejamos abandonada
............. una tarde de primavera
y ahora naufraga entre fantasmas.

Yo me fui
o huí
-es lo mismo-
porque la casa
...... nuestro barco de ilusiones
se hundió para siempre.

El marinero entre humo
.................... desafía tormentas.

Ahora
no hay barco
ni casa
ni mar.

© Carlos Carbone

Poema de Blanca Álvarez Caballero



Al idioma español

Acaso tarde en cortejar molinos, a Rocinante, a Dulcinea.
Acaso tarde simplemente en dar la ronda
por el estante en el que erguido siempre esperas.
Acaso no debiera deslumbrarme tu alto lomo.
Así háblame, en cristiano,
dijo mi bisabuelo al hurgar entre tus bordes,
en los resquicios de su bordada infancia.
No has sido nunca el lamento veneciano,
ni el gutural tañido del canto de Aragon;
más bien tu lengua sabe a avispas,
a moscas de Machado
y a la lorquiana enagua rasgada por los cuchillos
de la casada infiel.
Así háblame, en cristiano,
pienso cuando te busco y me entretengo con Quevedo,
me brinco hasta Cernuda y me regreso donde Becquer.
Así háblame, en cristiano,
y he de quitarme al punto el sombrero por Guevara
y armar la paz con Blas de Otero hasta el amanecer.

© Blanca Álvarez Caballero

Poema de Claudia Ainchil



DE REPENTE

De repente un megáfono de palabras liquidas
una excomunión de aire entrecortado
una canoa solitaria trepando por filtraciones
de otras canoas solitarias
que solo abarcan silencios...
de repente mi voz trepidante
en desorden,inabordable
invisible para el galope del caballo..
de repente la complicidad con las horas no impresas
los pasos torpes
los vericuetos de un cráter sin frenesí
vuelto hacia su propio espejo
..en las inmediaciones hacen señas, sin embargo
la neblina es tan extensa..

© Claudia Ainchil

Poema de Alejandra Crespin Argañaraz


EVOCACION

Con su además de alas
Con su momento placentero,
Con la suma paciencia de sus alas…
Arden de luz sus letras en mi boca.
Un aire vivo,
Enormidad de telas incendiadas,
Una luz en sitio fijo
Una gracia feliz de ser tan simple,
Un costado dichoso de ternura.
Un sauce embravecido
Que despeña del cielo sus placeres,
Transformando en agua al rìo seco…
Un mirador con ojos de arcángel,
Columna de horizontes,
Señor de oro matutino.
Templo de fuerza equilibrada,
Campana a toda música llamando.
Placeres de llamas consumidas…
Rìo que navegas por mi mágica caverna,
No mengues nuestros momentos.-

© Alejandra Crespin Argañaraz

23.11.10

Prosa de Ana Guillot



Casandra no atardece en los eclipses. Cuando padre y madre copulan, ella repta ligera y voluptuosa. No le teme a la escasa figura de la noche, ni tiembla su incandescencia ni nada. Hay mar de sobra, y en él están los griegos. Las naves se sumergen como ojos hambrientos, como lobos que alimentan las pezuñas y el gris. El eclipse se huele. No es necesario ser profeta para concentrarse en la matriz del verde. Basta con observar. El ritmo de los astros. Ellos delatan el ángulo de rotación, la efervescencia o la oquedad de su carne. El bosque o los montes vociferan el oscurecer de cada fragmento de luz, como un imán que desnutriera los ojos y dejara a los humanos temblando.
No es Zeus, ella lo sabe. Hay algo más que arde en el misterio. No es Dionisos ni es Apolo, ella lo intuye. El movimiento del mundo no es arrebatado ni capcioso. Hay un orden allí. Hay una música.


© Ana Guillot
Pintura: Juan Fernando Cobo

Poema de Álvaro Olmedo


PASIONES

brillo desvergonzado
estruendos sin máculas
vapor de alcoholes desconocidos
en otros reinos
de esculturas entrelazadas . cadenas sin eslabones

la puta rompe el molde de cristal
demuele la construcción infame de siglos
la pelvis embriagada de aromas
anima a beber perlas de hembra
el beso penetra como un puñal
y palpa una sinrazón
tan parecida al éxtasis
capaz de olvidar tanto desamor
así
......¡qué importa lo escrito!

a hacerse de esa mujer
encontrar en sus huellas
las mismas frutas llegar al néctar
y arderse como un meteoro irrumpiendo en la atmósfera

......o estrujar la carne hasta la última gota

© Álvaro Olmedo

Poema de Amanda Espejo


ARRINCONADO

Están lloviendo hojas muertas
en el campo de la añoranza...

La antigua alameda está desierta.

Ellos,
los de antaño en follaje verde
han cedido y sucumbido
ante el brazo hambriento de la sierra
y el tranco seco del cemento.

¡ El hombre viene !
Y vino...

Sólo un último gigante
mártir por opción y arrinconado
se mantiene erguido, mientras,
de su brazo herido se desprende
una lluvia de hojas secas
que de secas, no están muertas:
no más que en tránsito.
No más que un eslabón del ciclo
que renueva la vida en la tierra.

Doblado, el enraizado ruega
que así como el hombre vino...
Se vaya.


© Amanda Espejo

Poema de María Teresa Andruetto


Los hermanos García/ 1978-1983

...........A Juan, Antonio y Mary

Por la ventana que da a la Escuela Alberdi, veo pasar
hacia la noche a chicas como yo y a los muchachos.
Los escucho reír en la vereda, bajo esta ventana pequeña.
Es noche de sábado y los hermanos cocinan puchero
de falda y de quijada. Sé que otros se han escondido
en el Tigre, en la Patagonia o en Longchamps. Algunos
mandan señas, flores sobre la falda, desde Oslo,
Gotinga o Amsterdam. Yo vivo tras este ojo de buey,
con la quijada contra el marco, mirando a las chicas
y muchachos que cruzan la avenida. Es también sábado
en la pieza del hotel, sobre los techos de esta casa
de citas, junto a la comisaría, donde alquilan
los camioneros sus siestas de amor con los colimbas
o las mujeres de la Humberto Primo. Aquí, tras el vidrio
de esta raja de luz, bajo el ala de unos gallegos venidos
de Inriville, espero que pasen los meses o los años.
García quiere decir Smith y el más común de los mortales
se llama Juan. Sube cada mañana la precaria escalera
con su manojo de llaves y comida y como una lonja
de sol me abre paso entre putas, milicos y viajantes.

© María Teresa Andruetto

21.11.10

Poema de Hugo Mujica


Hace apenas días

hace apenas días murió mi padre,
hace apenas tanto.

cayó sin peso,
como los párpados al llegar
la noche o una hoja
cuando el viento no arranca, acuna.

hoy no es como otras lluvias
hoy llueve por vez primera
............. sobre el mármol de su tumba.

bajo cada lluvia
podría ser yo quien yace, ahora lo sé,
............. ahora que he muerto en otro.

© Hugo Mujica

Poema de Ana Romano


Escenografía

Sentada
en la escalera
de la casa vacía
miro
cómo es que el agua
cae

Escucho
adormecida
cómo es que enuncian
las gotas dispersas
la tristeza del día

que se escurre
en el cenicero.

© Ana Romano

Poema de Leonardo Martínez


POEMAS CON ÁRBOLES

II


La dicha que yo atesoro
no podré alcanzarla nunca
Está rodeada de espinas
Como la flor de la tusca

Un día seré como vos
espinillo
churqui en la loma
apenas hueso de palo
atesorando el invierno

Y cuando sople la vida
compañera de la muerte
en las abras de los cerros
floreceremos fragantes
amarillos
delicados


© Leonardo Martínez

Poema de María Del Carmen Suárez


GENERACION DEL 60

Somos una tribu que quisieron dispersar
pero hicimos pequeñas alianzas
aun en torno de la locura y la zozobra
no pudieron sofocar el ímpetu de nuestra palabra
fraguada en la tiniebla de las habitaciones
cuando el miedo llamaba a la puerta.

Muchos se hundieron en vanos alcoholes
y otros dieron su espalda al amor
sin embargo la tribu persiste
busca entre las estaciones
aviva la lámpara de los deseos
atisba el vuelo de una mariposa en la tarde.

Quisieron contener la búsqueda de un paisaje interior
donde la creación surgía
como un antiguo universo de destellos
pero la generación de magos
poetas y trapecistas
en un circo donde el payaso llora su lenta agonía
quiebra los espejos buscando Alicias imaginadas y tenues
para desterrar la miseria y el olvido
en esta ciudad la tribu se reúne y canta
a pesar de los enemigos que tejieron una trama oscura
y sueña con una temporada que extinga el tiempo del horror.

© María Del Carmen Suárez

Poema de Pablo Queralt



allá vendo las neuronas quemadas
como de segunda mano allá
después del otro navajazo en el ojo
en la nave del iris

nos fundimos en ese instante
y somos felices
en cada respiración en la dicha
que se expande
ya

luego
en medio del desgarro descalzo
y esos gemidos del dolor del odio
en medio del patio
y en esa lluvia húmeda aparecen los colores
los belfos y esa espuma rosa
que hacen de mi cabeza un palacio
allí ponía los ojos a cualquier precio
allí subo por esa agua al corazón

© Pablo Queralt

Poema de Norma Segades


El amor sin mordazas.

He pensado que acaso ni presientes
cuánto silencio
........ encierra mi silencio,
cuánta pena encendida anda exhalando
como ásperos aromas
........ en el viento,
cuánta impotencia espera
........agazapada
en esta indiferencia voluntaria
que me quema por dentro.
He pensado que acaso es necesario
participarte un nuevo sentimiento:
este odio
........que me enciende las entrañas
y navega en los cauces de sus fuegos
cada vez que tus torpes injusticias
me arrebatan el cielo.
He pensado que acaso deba darte
de una vez
........y del todo
........y para siempre
aquello que más quieres:
el dominio absoluto de mi cuerpo.
Pero
a sabiendas que aún guardo en mis rincones
la estructura de todos mis secretos,
pero a sabiendas que,
........entre piel y sangre,
no tendré
........para ti
........más que el silencio...
hasta que entiendas que la arena fluye
en los cristales ávidos del tiempo,
y se marchita el agua en mis vertientes
bajo la furia
........de tu sol hambriento,
y la esperanza ya no tiene fuerzas
para invocar la magia del recuerdo,
y en su destierro de dolor,
........sin nombre,
hay un antiguo amor
........que está muriendo.

© Norma Segades

Poema de Leonardo Gastón Herrmann



Carta Tercera

Soy el hijo de la peste, y no te miento
el hastío consumió mis huesos.

En las ruinas de la cuidad los profetas
predican a la muchedumbre.

No tengo otra religión que esta agonía
cotidiana de buscarte.

© Leonardo Gastón Herrmann

Poema de Nilda Barba



de tanto dar vuelta la hoja
olvidó
las manchas que perduran y mutan
olvidó
hasta el blanco
que se niega a salir del vientre
en un sudario un hijo
siempre el mismo rostro
imposible

de tanto dar vuelta la hoja
cubrió
hasta el parquet
nunca existió el látigo
ni los lobos se comen a las niñas
impalpables
hojas faltan
aquí no ha pasado nada
siempre hubo perejil
en la maceta del balcón

© Nilda Barba

Prosa de Fernando Trejo


Cuánto pesa la ausencia. De dónde su tamaño viene tan de golpe. A qué lugar hay que mudarse para salir de sus entrañas. Cuánto pesa tu ausencia Carolina. Mira cómo la casa se cae pedazo por pedazo. Mira cómo las lágrimas se nos devuelven enteras por sólo mirar tu habitación.


© Fernando Trejo

20.11.10

Prosa de Claudia Tejeda


Contrapeso

Los zapatos acordonados desalojan al par de pies entumecidos.
Diez dedos cortos florecen como un abanico de uñitas pintadas.
Buscan su destino de peces en la bañera de agua tibia y conmemoran la libertad amniótica de cuando sólo sabían flotar, de cuando aún no debían cargar con el equilibrio de la mujer que los enjabona.
Se entregan a la fricción de la toalla antes de imantarle la verticalidad hasta el espejo, antes de hundirse en una cárcel de nylon para mantenerla de pie el resto del día.
Todavía la mujer cree que estiba en su cabeza los remordimientos, para no inclinarse ni arruinar su peinado, mientras comprime los pasos en hormas
confidenciales y aplasta en sus talones la peor huella de sí misma.

© Claudia Tejeda